Manifiesto liminar para una Nueva Imaginación
Democrática
Crisis
El
contexto global de la pandemia es el de la continuidad de la mayor crisis de la
historia del capitalismo. Pone al desnudo las relaciones de producción y
compromete las relaciones entre trabajo y capital. En ella perduran aspectos
financieros, energéticos, culturales y económicos. Sus manifestaciones emergen
en términos humanitarios, ambientales y alimentarios. Constituyen una gran y
única crisis, sobredeterminante: la crisis civilizatoria del capitalismo, un
proceso en el cual el sistema, aunque busque disimularlo enfrenta una vasta
decadencia. Esta crisis
es fundamentalmente política en el sentido más hondo de su expresión: está en
juego tanto nuestra condición humana como la tierra y el mundo que habitamos, y
exige los mayores esfuerzos teóricos y políticos por comprender la naturaleza
de lo que acontece y esbozar estrategias para el mundo que viene. Sin dudas, la
preocupación por la preservación de la vida y el cuidado del mundo común son
los dos grandes temas que recorren la historia de la humanidad desde sus
comienzos. Los derechos y las libertades que los seres humanos hemos alcanzado
son obra de la política: de las luchas políticas y sociales que hombres,
mujeres y subjetividades diversas hemos llevado adelante a lo largo de la
historia. Desde fines de los años 70 y comienzos de los 80, el neoliberalismo
se ha instalado como recomposición de un modelo consensual societario y de
organización del poder. Y bajo formas más o menos violentas minó todo proyecto
social alternativo. Creemos necesario y urgente abrir entonces un espacio de
discusión democrática sobre los grandes dramas que atraviesan la Argentina: la
cuestión de la deuda; la precarización laboral, el futuro del trabajo y de los
y las trabajadoras; los modos de producción y consumo dominante; la necesidad
de constitución de un sistema de bienes comunes; la educación pública, las
ciencias y las artes; las desigualdades de clase, raza, etnia, género, geográficas,
entre otras.
Imaginación democrática
Necesitamos una nueva imaginación democrática, que será
teoría y movimiento. Sostenemos los valores de la
democracia en tanto poder del pueblo. Por eso decimos que democracia y
neoliberalismo son incompatibles. Porque son, precisamente, los valores,
culturas, instituciones y prácticas democráticas las que están siendo destruidas
por la neoliberalización del mundo que convierte todos los ámbitos de la vida
en mercancía. El
capitalismo es desigualdad, desesperación, hambre, explotación y muerte.
Expresiones verificables en la vida material del ser. Por eso instamos a una mayor
democratización, que es una radicalización de la democracia. Democracia radical significa igualdad, libertad,
felicidad, relaciones armónicas con la naturaleza y la comunidad, el quiebre
definitivo de las explotaciones. Por eso apelamos a una profundización de la democracia. En la democracia radical el pueblo participa, administra,
decide, encuentra su praxis correspondiente, y en clases sociales convergentes
en un conjunto social abigarrado y plural el elemento activo de su
emancipación. Abogamos por una democracia libertaria, social, plebeya,
plurinacional, republicana, hospitalaria, plural, feminista y antipatriarcal. Contra el “discurso neoliberal” que reserva
la política a la clase dominante, democracia es la forma de sociedad en la que
cualquiera puede hacer política y elegir libremente su forma de vida, y en la
que los referentes sociales surgen desde una raíz popular, emergentes de luchas
sociales y de resistencias a la injusticia. Cualquiera es más un conjunto
social con conciencia que un mero individuo: una fuerza
dinámica de transformación social, atravesado por las borrascas de la historia
popular, atento a las diversidades genéricas, habitado por las enseñanzas de
los feminismos y los movimientos sociales, que ha hecho propias las formas
descolonizadoras, antirraciales y antiesclavistas, que sabe de los cuidados
necesarios para la ecología, que recuerda palmariamente que habitamos un
continente que es también indígena y campesino, signo de Nuestra América
mestiza. Un conjunto social que haga valer sus intereses comunes y en el cual
se pueda sintetizar la sociedad civil de la época post pandémica. Momento de
síntesis de las grandes mayorías, que se mueve en el interés y el deseo de las
grandes mayorías. Llamamos a la constitución de un “nuevo bloque histórico” en
la lucha por la democracia como autogobierno del pueblo.
Estado
Es tarea democrática la reconstrucción del Estado y la
nación sobre la base de un nuevo humanismo crítico. Se precisa un nuevo Estado
que no puede ser sin una “nueva teoría del Estado”. Que pueda recuperar su
autonomía ante poderes económicos y políticos que –tal como aconteció con el
gobierno de la Alianza Cambiemos– buscan colonizarlo e instrumentalizarlo en
tanto gestor de sus intereses. Con capacidad de intervención en el cuidado y
preservación de la vida de todos los seres que lo componen, pero también que
pueda ser atravesado por las fuerzas más vitales y democráticas de la sociedad.
Esto es: un Estado que pueda devenir plebeyo. Su fuerza
deberá corresponderse necesariamente con una nueva energía popular, aplicada
menos a la salvación de los bancos, de las grandes empresas nacionales –pero de
características transnacionales–, y al fortalecimiento de su poder de control
que a una expansión e intensificación de lo público. Esa energía vitalista,
creemos, debe expresarse en la justa ponderación de los bienes sociales. El nuevo
Estado nace de la imaginación crítica de la comprensión capitalista de la vida
para apelar a una refundación de nuevas formas de vida libres e igualitarias. Es
en la comunalidad de los bienes, cuando son sociales, el lugar donde se sostiene
la libre-igualdad.
Economía
Frente al falso dilema “vida” o “economía”, planteado
por los representantes del poder económico concentrado y del pensamiento
neoliberal, surge la necesidad vital de transformar el modo de organización de
la economía, que es un modo de organizar la riqueza siempre común que produce
toda sociedad y de la cual depende. El capitalismo es una máquina de guerra que
funciona a través de la explotación, la desposesión y la concentración de la
riqueza en pocas manos, sustrayendo tierras, bienes, conocimientos, vidas y
cuerpos, al mismo tiempo que produce otros cuerpos abyectos, vidas y formas de
vida desechables. Una economía igualitaria no será una economía de la escasez
sino una economía de la abundancia, vitalista,
tal como ha quedado plasmado en las más altas expresiones de la crítica de la
economía política. El orden neoliberal se despliega como gestión de la escasez
y la miseria planificada, puesto que arroja a tres cuartas partes de la
población mundial a condiciones de precariedad absoluta. Aún no sabemos el
nombre que deberá tener esa “nueva economía”: economía social, solidaria,
humanista o de bienes comunes son, sin dudas, algunos de los nombres que
deberán surgir de una gran conversación colectiva. Pero seguro no deberá ser ya
una economía de explotación y dominio al servicio del gran capital, sino una
economía al servicio de la vida, de la sociedad y de la nación. Valorizante
de los bienes sociales/comunes indispensables para crear vida humana. Contraria
a la economía política neoliberal y a sus ilusiones de armonía entre los
agentes económicos. Contraria a la sociedad como sociedad de meros comerciantes.
Una economía que pueda concebir la salud, la educación (funcional al sistema
capitalista y paradójicamente capaz de formar sujetos críticos respecto de ese
mismo sistema), el trabajo digno, el hábitat y la vivienda, los bienes culturales,
la alimentación y el cuidado de la naturaleza como derechos humanos
fundamentales.
Patria grande
Argentina
es un país en disputa. Entre una clase dominante carente de proyecto nacional
para las grandes mayorías, pero con capacidad de interpelación
político-comunicacional y apoyo de los países centrales; y un bloque social
heterogéneo que aún debe configurarse como bloque político con un proyecto
cultural verdaderamente democrático. En términos generales, las élites
latinoamericanas se han distraído respecto de ese rumbo histórico vigente entre
la segunda posguerra y la década de 1970, que sintetizaba una aspiración de
desarrollo, autonomía y progreso. Han declinado también una lectura propia del
orden mundial, de sus propios intereses y naturalizaron la colonización
intelectual de los Estados Unidos con sus fundaciones, ONGs y tanques de
pensamiento. A la dependencia de nuestra región se le sumó la super-dependencia
financiera y la abdicación ideológica del alto empresariado “latinoamericano”
frente a la globalización neoliberal. El proceso de deterioro cultural de
Brasil y la extranjerización/reprimarización de su economía son un síntoma del
estado de postración de nuestra región y del grado de derrota estratégica de la
burguesía latinoamericana, subordinada culturalmente a los lineamientos del
orden global. Brasil sintetiza el fracaso de la modernidad capitalista latinoamericana
y marca un cierre de época. De forma sistemática, la globalización neoliberal
concentra la riqueza en reducidos estratos de la población mundial.
Complementariamente, produce frustraciones y tensiones para las grandes
mayorías populares. Su operatoria tiende a desarticular las características de
nuestras sociedades: los logros en materia de cohesión social, las capacidades
inmanentes para imaginar un futuro atractivo, los saberes productivos y
tecnológicos, los poderes de un Estado con sus herramientas de intervención y
regulación. La inserción latinoamericana –fallida– en el proceso de
globalización degradó a las clases populares y alienó cultural y socialmente a
las clases medias. La falta de compromiso con el destino nacional de la elite
económica y social permeó también a sectores medios subordinados
ideológicamente. El límite del proyecto de la derecha es la incapacidad del
empresariado local para sostener un proyecto democrático y de inclusión. El
neoliberalismo vernáculo ha demostrado ser incapaz de concretar políticamente
lo que ofrece como discurso (con el cual seduce a vastos sectores). Frente a
esta escena, la nueva imaginación democrática debe concentrar su energía para
elaborar una situación inaugural: el proyecto emancipatorio de la Patria
Grande. Fuerza latente que tiene la capacidad de consolidarse, apelando a un
pensamiento rigurosamente alternativo al orden dominante, con organización intelectual,
política y comunicacional, por medio de la elaboración de un discurso público que
sea expresión de clases convergentes en un conjunto social abigarrado.
Libertad
La
cuarentena no es solo una de las formas de las políticas sociales de urgencia.
Es una forma de resguardar la libertad sustantiva en nombre de restringir
provisoriamente los movimientos que ahora conducen al contagio y pueden
provocar la muerte. Por lo tanto, la libertad no solo consiste en la superficie
de nuestros movimientos puestos en peligro por el solo hecho de que se
realicen, sino de no hacerlos para resguardar nuestra propia libertad y la de
los otros. Es la libertad comunitaria que limita por libre decisión una parte
de sus movimientos para resguardar la libertad esencial de vida completa de un
vasto conjunto humano. La arcaica forma del pensamiento interpreta la libertad
como si fuera una cápsula privativa adquirida como un privilegio que desconocemos,
pero que al serlo, restringe libertades concretas de una parte sensible del
resto de la población. Quieren hacer añicos la cuarentena llamando a una
productividad que no es otra cosa que la libertad de mercado que desequilibra
todo el resto de las libertadas, jerarquizándolas para unos y reduciéndolas
para la mayoría. Lo que implica una grave decisión de desconocer las
inevitables medidas de aislamiento en ámbitos poblacionales muy expuestos al
contagio. Las personas libres somos las que reconocemos esta paradoja, se evita
la circulación contaminante que no es libertad sino su pérdida futura, para
proteger la vida que es el basamento efectivo de toda libertad autoconsciente y
de toda plenitud circulatoria futura. Los factores de poder dominante que
atacan la decisión de la cuarentena desde una suerte de libertad enclaustrada,
ciegamente movidos por un drama universal que no comprenden, no saben que la
libertad primera es la que parte de pensar la vida no como una inversión
probabilística de los muertos que ya estarían contemplados en la cuota
estadística que tienen en mente las grandes corporaciones financieras. Son
quienes alegan la vuelta de una economía compulsiva que siempre tuvo en claro
que debía presupuestar previamente las muertes necesarias que las estadísticas
empresariales dictaminaban como imprescindibles para poner en marcha los
sistemas productivistas de la racionalidad instrumental. La cuarentena, en
cambio, está regulada y pensada como forma de despejar los oscuros obstáculos
que hay ahora sobre nuestras vidas y por lo tanto sobre nuestra libertad. Es la
única forma de impedir sin sofismas un desmoronamiento del trabajo, lo que
nunca ellos protegieron y los que con sus maniobras corporativas en realidad
siempre lo coartaron o despreciaron.
Latinoamericanismo
Los grandes momentos en la construcción del
pensamiento social crítico latinoamericano –la teoría de la dependencia, la
filosofía de la liberación, la pedagogía del oprimido, la investigación acción
participativa, la teología de la liberación, el indigenismo, la negritud, la
experiencia del grupo Comuna en Bolivia– expresan su potencia y también sus
límites frente a las actuales circunstancias. Por eso convocamos a un “Nuevo
latinoamericanismo” que recupere las mejores expresiones culturales, estéticas,
filosóficas, económicas, científicas y tecnológicas de Nuestra América, como
así también la de nuestras grandes tradiciones políticas y de luchas populares:
indígenas, democrático-liberales, socialistas, nacional-populares, feministas,
ambientalistas y las de un sindicalismo de base y democrático. Decir Nuestra América
es nombrar también una nueva forma del internacionalismo, entendido como espacio de diálogo e
integración entre los distintos movimientos y fuerzas del mundo que hablan la
lengua común de la emancipación. América Latina es hoy un territorio de/en
disputa: la vuelta de golpes de Estado, la presencia de derechas falsamente
democráticas y el surgimiento de neofascismos han puesto a la región en uno de
los momentos más dramáticos de su historia. Pero en nosotros habita una
experiencia: la de América Latina de comienzos de siglo XXI convertida en un
riquísimo laboratorio de experimentación democrática. Reivindicamos los
gobiernos populares que han generado una serie de transformaciones
fundamentales. Esas experiencias, unidas a la resistencia al neoliberalismo,
constituyen el horizonte de nuestras luchas futuras. Imaginación democrática
latinoamericana, en cada latitud del continente, significa establecer
alianzas estratégicas en contra de la reacción conservadora y en favor de una
democracia –más intensa y más extensa– con organizaciones sociales, políticas,
culturales, gremiales, hermanas de espíritu igualitario.
Chispa
Las revoluciones pertenecen a la historia y al
presente de lucha de los pueblos. Nos reconocemos herederos de los grandes
movimientos populares cuyas ideas de “libertad”, “igualdad”, “fraternidad”,
“solidaridad”, “emancipación”, “liberación” “justicia social” nos constituyen
en tanto sujetos políticos. Hacemos propias las luchas antipatriarcales y la
necesidad del cuidado del ambiente, que urgen en nuestro tiempo y marcan el
signo de los movimientos populares contemporáneos. Las condiciones para la
transformación del mundo en un sentido democrático radican, por un lado, en la
conformación de una razón crítica de todas y cada una de las formas de
dominación y explotación (comenzando por el capitalismo, el colonialismo y el
patriarcado); por otro, en la constitución de un sujeto político colectivo
necesariamente heterogéneo y plural para que pueda llevar adelante esas
transformaciones necesarias. Son tiempos difíciles, y aun así, promisorios: nos
enfrentamos a nuevos peligros que son nuevas dominaciones; pero también sabemos
que surgirán nuevas luchas. Algunas las impulsaremos, otras las acompañaremos.
Asumimos el desafío de la unidad en la diversidad y de la reflexión colectiva. Por
eso convocamos a quienes nos sentimos parte del Frente de Todxs, como a
todas las fuerzas democráticas y populares, a trabajar por la construcción de
un gran movimiento por la democratización de nuestras naciones. Estamos ante
“nuevos tiempos”, su devenir dependerá de nuestra capacidad de encontrar nuevas
formas de imaginación democrática: actos creativos desatados de una voluntad
masiva de lucha y de la racionalidad reflexiva.
Comuna Argentina
Nuestro
nombre. Ligazón entre la sociedad civil, el ala del conflicto, y el Estado. Una
construcción social-corporal de conocimientos teóricos y prácticos,
experiencias comunes, de invención, de afectos y de acción social. Espacio de
reflexión, debate y organización del actor social popular, sujeto que sintetiza
la energía capaz de declinar la dominación retrógrada del orden neoliberal y
postular un nuevo orden social alternativo.
Firmas: Dora BARRANCOS, Jorge ALEMÁN, Mercedes BARROS, Ricardo ARONSKIND, Patricia BERROTARÁN, Alejandro AUAT, Paula BIGLIERI, Luis BLENGINO, Ivana BRIGHENTI, Atilio BORÓN, Luciana CADAHIA, Rocco CARBONE, Stella CALLONI, Diego CONNO, María Cintia CARAM, Américo CRISTÓFALO, Sandra CARLI, Alberto FILIPPI, Tania CAPUTO, Ricardo FORSTER, Silvana CAROZZI, Juan José GIANI, Virginia CARRANZA, Jorge GIGENAS, María José CISNEROS TORRES, Horacio GONZÁLEZ, Gloria DE LA VEGA, José JATUFF, Gloria ELIAS, Noé JITRIK, Patricia FUNES, Alejandro KAUFMAN, Mario PECHENY, Alberto KORNBLIHTT, Julieta GRINSPAN, Germán LIMA QUINTANA, Carolina GUEVARA, Oscar MADOERY, , Federico MONTERO, Yanina JOTAYAN, Federico OVEJERO, Ángela LERENA, Adrián PAENZA, Dolores MARCOS, Rafael PAZ, Alexia MASSHOLDER, Víctor PENCHASZADEH, Araceli MATUS, Germán PÉREZ, María Cecilia MÍGUEZ, Christian POLI, Silvia MORÓN, Hernán RANDI, Natalia ORTIZ MALDONADO, Mario RAPOPORT, María Inés PERALTA, Guillermo RICCA, Gloria PERELLÓ, Luis RODEIRO, Romina PEREYRA, Marcelo F. RODRÍGUEZ, Ana María RAMB, Gustavo RUGGIERO, María Seoane, Mariana SZRETTER, Alejandro RUIDREJO, Mariana VÁZQUEZ, Raúl SERRANO, Cinthia WANSCHELBAUM, Sebastián TORRES, Gastón VARESI, Guillermo VEGA, Carlos VILAS, Raúl ZAFFARONI.